Una de ellas es el paro estructural y en él se refugian y se han refugiado todos nuestros políticos para concluir que no se puede hacer nada por el paro. Por lo menos, es cierto que no han hecho nada.
Veamos el significado de lo que se apellida estructural. Del nombre no hace falta decir nada: llevamos décadas con un paro muy superior a la tan traída y llevada media europea.
Desde finales del siglo XIX hemos asistido a un cambio profundo de la sociedad. Lo que antes se hacía a mano, paso a ser hecho por máquinas. El artesano vio así desaparecer sus clientes pues la manufactura era mucho más barata que la artesanía. Y por supuesto, se fue al paro.
Los economistas (los macroeconomistas) inventaron el paro estructural como aquel paro de una profesión que ya no existía y en la cual no se podría emplear al parado. Lo cual requería un entrenamiento en otra profesión.
Así un fogonero que se encargaba de alimentar la caldera de una máquina de tren a vapor se quedaba sin empleo al sustituir estas preciosas máquinas con las útiles y "ecológicas" máquinas diesel y, más tarde, eléctricas. Siempre tenía la opción de trabajar manteniendo y alimentando las calderas de calefacción de carbón, que en España estuvieron en marcha hasta más allá de los años 80. Pero no se necesitaban tantos maquinistas ni tanto tiempo para manejar las calderas de calefacción. Y no podía ganar lo mismo que cuando conducía el tren.
Mientras que el fogonero no fuera entrenado como ayudante de maquinista (ayudantes que también están desapareciendo con la privatización de los ferrocarriles) u otro profesión, era un parado estructural.
Bien, pues prácticamente toda la Comunidad Europea y los Estados Unidos declaran que el paro actual es un paro estructural. Nadie como Charles Plosser de la Reserva Federal estadounidense, de inclinación republicana: "[Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria] No se puede convertir un carpintero en un enfermero ni una consultora inmobiliaria en una experta informática de una planta de manufactura de la noche a la mañana. Eso llevará tiempo". Es decir, paro estructural.
Y como España tiene el mayor paro de toda la Comunidad Europea, nuestros trabajadores son los que tienen menor valor y peor formación. Por supuesto, hay excepciones: los que están empleados.
Así nadie tiene la culpa. Quizá el trabajador que no se busca la vida para entrenarse.
La desgracia es que el paro en España data del comienzo de la democracia y que nunca se ha podido controlar muy bien. Si es estructural, los sucesivos gobiernos no han hecho nada y si no es estructural (opción más que probable) no han sido capaces de sacarnos de esta situación.
La figura de más abajo es el paro anual desde el año 1976 (primer año que recoge el Instituto Nacional de Estadística, de donde se han obtenido los datos) hasta el 2011. Y si el paro era estructural es de suponer que los parados de hace 30 años se han jubilado o fallecido.
Porcentaje anual de paro 1976-2010 (www.ine.es) |